Autocontrol. Todo puede ser medicina o veneno según la dosis. Tomada en exceso cualquier cosa es letal. Si no te lo crees tómate 30 kilos de helados o 52 kg de pasteles y si sobrevives vienes y me lo cuentas.
Llevados por la inercia, los seres humanos repetimos una y otra vez las mismas actitudes y además somos incapaces de ser flexibles, es decir, somo inmcapaces de gestionar, de controlar… falta de Autocontrol.
Los hay que se lamentan por controlarse demasiado y nunca expresan sus sentimientos a las personas que quieren. Cuando éstas desaparecen de sus vidas, es tarde para rectificar.
Pero también afecta a los que dicen lo primero que se les pasa por la cabeza, tengan 18 años o tengan 40. Con la excusa de la sinceridad, estos individuos acaban haciendo daño y empujando a la gente a alejarse de sus vidas.
El psicólogo alemán Hans-Eysenck estudió los factores de personalidad, entre ellos la IMPULSIVIDAD. Los sujetos más impulsivos actúan de forma espontánea y sin pensar en las consecuencias de sus actos y palabras. Tienden a equivocarse mucho pero también a disfrutar de sus aciertos que los hacen sobresalir del resto.
Al otro lado están los reflexivos, que piensan lo que dicen y dudan antes de actuar. Buscan los matices, son tranquilos y persiguen la armonía.
Las causas de esta mayor o menor tendencia a sujetar las riendas de nuestras palabras o actos reside en cuestiones neurológicas. Pero después, la manera de canalizarlo es un proceso de aprendizaje (un hábito).
El coaching permite una mayor optimización de los recursos de autocontrol para no tener que sentirnos apesadumbrados por lo que hicimos o por lo que debíamos de haber hecho.
Una de las disciplinas que se trabaja en los procesos de coaching es la Inteligencia Emocional (Daniel Goleman), y dentro de ella el autocontrol. Es básico saber llegar al equilibrio de máxima eficacia entre lo que hago y lo que debería haber hecho. O como diría mi abuela Pilar, “ni tanto ni tan calvo”.
El psiquiatra escocés Ronald Laing afirmaba que todos los problemas de salud mental tenían que ver con la rigidez y la tendencia a hacer siempre lo mismo.
Estarás de acuerdo conmigo en que hacer siempre lo mismo con la esperanza de que algo cambie es un tanto inconsciente, ¿verdad? Pues no te rasgues las vestiduras, a veces no cambiamos por miedo a si lo que pueda venir es aún peor.
Si consideras que hay algo que debes de cambiar para mejorar tu situación, dale un par de vueltas, tres si acaso y ponte en Acción. De lo contrario pasarán los días y los años y seguirás “pensando” qué hacer.
Como me dijeron una vez en la escuela de negocios IESE: “excesivo análisis provoca parálisis”.
El secreto de alcanzar una vida plena es mantenernos en activo y con la idea clara de que todo en su justa medida es bueno. Desarrolla la habilidad de saber medir y disfruta!.
Un abrazote.
Francisco López
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