¿Sabes Disfrutar de Cada Momento?

Estimado lector, esta mañana mi amiga Mariví Urbina me ha mandado un artículo escrito en el diario ‘El Mundo’. Pedro Simón se llama el periodista. Si eres Madre o Padre seguro que entenderás el mensaje desde los primeros párrafos.

Por la orientación de este blog al principio puede que te resulte fuera de contexto y quizás sería un post más «de familia» y propio de la bloggera Sara Pérez Tomé seguidora de mi blog. Sin embargo el mensaje que le podemos sacar es muy universal por eso quiero que lo leas.

Cuando eras niña o niño, a veces la vida te parecía cruel, injusta, aburrida. ¿Como ves aquellos años con el paso del tiempo?. ¿Te gustaría dar marcha atrás?. ¿Te gustaría manejar las agujas del reloj del tiempo?.

Parece como si estas estas letras hubieran caído hoy en mis manos a raíz de las diferentes conversaciones que, como Coach he mantenido últimamente con «nuevos padres» o «padres y madres que añoran tener más tiempo con sus hijos». Démosle rienda suelta a la lectura, tengo gran curiosidad es saber qué pensamientos te ha provocado la lectura de este artículo. Aprovecha la Oportunidad de dejarlos escritos en «Comentarios» (al pié del artículo). Vamos allá:

«Te tropiezas con un balón de espuma y encuentras un muñeco bajo el sofá. Giras el grifo del lavabo y descubres que anida un pato de goma. Abres la sandwichera y ahí están, achicharrados, tres cromos del Osasuna.
 
A veces maldigo este caos de casa tumultuosa con niños. Pero sé que algún día maldeciré todo el orden a solas que vendrá después.
 
Vuestros libros ordenados, pero sin ser abiertos. Vuestras camas hechas, pero frías. Los platos pulcramente recogidos en la alacena, pero sin nadie con quien comer.
 
Tener hijos y salir a la calle es como llegar a la ceremonia de los Oscar con dos estatuillas bajo el brazo, una hora antes de que empiece la entrega de premios: ¡sabes que te los has ganado seguro!.
 
Tener hijos es pisar la acera a las ocho y media con toda la gimnasia hecha: los abdominales del «estrés», las flexiones del «no se puede», el pilates del «haz lo que debes», el yoga del «aprovecha el tiempo», los lumbares de «la desobediencia y la sinrazón». En tan solo media hora, mientras te aseas. Así que cuando sales al mundo adulto ya no te acojona nada y todo te preocupa lo justo.
 
Para convención popular, la que montas un domingo lluvioso en casa con los amigos de tus hijos.
 
Para dimisión irrevocable, la que te presentan con cada plato de verduras.
 
Para exclusiva, la de que el pequeño tiene otra novia y no hace declaraciones.
 
Para «share», la audiencia que os da mamá durante le cena, siempre con un cuento delante.
 
Para traición, la mía, que nunca estoy; la vuestra, que habéis preferido la Play a las chapas.
 
Para problemas laborales, los que me da esa ortografía en huelga y sin servicios mínimos.
 
Para inflación, la de los besos de Martín, que cada vez los vende más caros.
 
Para crisis, la que acontece cuando se acaba el verano.
 
Me lo enseñó una tarde mi abuela, que lo llevaba escrito en un marcapáginas mientras leía una novela de Capote:

los legados más importantes que los padres y las madres pueden dejarles a sus hijos son dos: las raíces y las alas.

Algún día regresaré tarde a casa por causa del trabajo. Abriré la puerta del salón y todo estará en orden. Será que habréis volado. Entonces echaré en falta la felicidad que era este perfecto desorden».

¡Bufff vaya tirón de orejas nos ha pegado este tal Pedro Simón!. El mejor anclaje que este artículo te acaba de facilitar es recordar que cuando estás tirado en la hamaca de la playa y vienen dando brincos para que te bañes con ellos en ese agua helada, recuerda que «ese momento» un día dejará de existir.

Cuando estés agobiada de ir con pañales, toallitas húmedas y ositos de peluche a todas partes, recuerda lo afortunada que eres porque llegará un día que «esos momentos» desaparecerán.

Cada día hago el esfuerzo por agradecer lo que tengo. Cada noche me acerco con la luz del móvil para recrearme con sus caritas dormidas, cada finde de palomitas y peli agradezco lo afortunado que soy.

Mi aprendizaje con este artículo es: Aprovecha cada Minuto, Aprovecha cada Instante, Aprovecha Cada Oportunidad que te Brinda la Vida.

Si quieres conocer un poco más acerca de este tema, puedes acceder al artículo que escribí denominado El Roce hace el Cariño.

¿Cual ha sido tu aprendizaje?

Francisco López

Coach Certificado, Formador, Conferenciante

www.elpoderdelaAccion.com