Aprender de Cada Error

En la escuela anglosajona, los errores se consideran aleccionadores, en la nuestra están penalizados.

Debemos ser conscientes que quizá lo que hoy es un error, dentro de unos meses lo veamos como un resultado positivo. Nos hemos acostumbrado a valorar el trabajo realizado, por el resultado final obtenido.

Cuando eres empresario o responsable de proyecto tomas decisiones constantemente y no tienes en tu mano todos los posibles resultados, ¿a que me refiero? A que si supiéramos  siempre y con certeza el resultado a obtener, tendríamos realmente una bola de cristal que todo lo ve.

«La decisión que tomes hoy es siempre la más acertada».

Sin equivocaciones no aprendemos, tenemos que descubrir el gran valor de identificar el error como la mejor escuela del día a día. Los errores son información. Es como estar tirando flechas a un diana, en unas ocasiones te irás más a la derecha, en otras corregirás y quizás te vayas más a la izquierda pero todo eso lo haces para mejorar y acertar en el centro.

Ante un error las personas de éxito se preguntan: ¿qué he aprendido con ello?.

Siempre le sacan un mensaje positivo.

Las personas depresivas se enfrentan al error con decepción, tristeza y remordimiento. Las personas que miran el éxito con recelo, ven el error como algo a evitar, con lo cual se mantienen inertes en su zona de confort. Las personas que buscan el éxito sin alcanzarlo aún, miran el error con sabiduría, rectifican y continúan trabajando en ello.

El gran problema surge cuando nos identificamos con los resultados. De ahí nace la sensación de culpa, de por qué lo hice, de si no hubiese dicho o hecho esto. El pasado es un referente. Cuando miras un Balance económico de una empresa lo haces para tomar referencias, corregir o potenciar aspectos, pero ¡ya está!, el balance no mueve el pasado sino que AYUDA a mejorar el futuro.

El error nos ayuda a cultivar valores que en ocasiones desaparecen como el agua entre los dedos. Estoy hablando de la humildad.

Que triste pero que cierto: «Somos más suaves cuando asumimos los errores».

Cuando le explicas a alguien tus errores del pasado te mira con comprensión como diciendo “se de que me hablas”. Aunque también te tengo que decir que los hay que te sueltan la frase “¿y como no te diste cuenta antes de hacer eso?”. Desgraciadamente hay de todo en la viña del Señor pero también te digo que estos últimos, que tanto se alarman con tus decisiones, cuando ellos caen no se formulan su pregunta.

Por tanto ya sabes, aprender a mirar con agradecimiento a los errores del pasado, porque ellos te permitirán mejorar.

Un abrazo y cuento con tus aportaciones y comentarios.

Francisco López

Coach Certificado, Consultor y Conferenciante

www.elpoderdelaAccion.com